domingo, 30 de mayo de 2021

Domingo de la Santísima Trinidad

“¡Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro! Ayúdame a olvidarme totalmente de mí, para establecerme en Ti, inmóvil y tranquila, como si mi alma estuviera ya en la eternidad. Que nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, ¡oh, mi Inmutable!, sino que cada minuto me haga adentrarme más en la profundidad de tu Misterio. Pacifica mi alma, haz en ella tu cielo, tu morada amada y el lugar de tu descanso. Que no te deje allí jamás solo, sino que esté allí toda entera, completamente despierta en mi fe, en total adoración, completamente entregada a tu acción creadora.

¡Oh mi Cristo amado, crucificado por amor, quisiera ser una esposa para tu Corazón; quisiera cubrirte de gloria; quisiera amarte... hasta morir de amor! Pero siento mi impotencia, y te pido que me ‘revistas de ti mismo’, que identifiques mi alma con todos los movimientos de tu alma, que me sumerjas en Ti, que me invadas, que ocupes Tú mi lugar, para que mi vida no sea más que una irradiación de tu Vida. Ven a mí como Adorador, como Reparador y como Salvador.

¡Oh Verbo eterno, Palabra de mi Dios! Quiero pasar mi vida escuchándote, quiero hacerme dócil a tus enseñanzas para aprenderlo todo de Ti. Y luego, a través de todas las noches, de todos los vacíos, de todas las impotencias, quiero miraros siempre y permanecer bajo tu gran luz. ¡Oh, Astro querido!, fascíname para que no pueda ya salir de tu irradiación.

¡Oh, Fuego consumidor, Espíritu de Amor! ‘Ven a mí’ para que se haga en mi alma como una encarnación del Verbo. Que yo sea para Él una humanidad complementaria en la que renueve todo su misterio. Y Tú, ¡oh Padre Eterno!, inclínate hacia tu pequeña criatura, ‘cúbrela con tu sombra’, y no veas en ella más que a tu ‘Hijo amado, en quien has puesto todas tus complacencias’.

¡Oh mis Tres, mi Todo, mi Bienaventuranza, Soledad infinita, Inmensidad donde me pierdo! Me entrego a Ti como víctima. Abísmate en mí para que yo me abisme en Ti, mientras espero ir a contemplar en tu luz el abismo de tus grandezas. 

Isabel de la Trinidad, 

Carmelo de Dijon

21 de noviembre de 1904

No hay comentarios: